jueves, 13 de junio de 2013
¿Te ha pasado alguna vez, estar en una de esas escaleras
de madera y que tenga uno de los peldaños flojos? Más aun ¿Te ha ocurrido que,
sabiendo que tiene el peldaño a punto de salirse, aun la sigues usando?
Por cuestiones como esas es que pasan los accidentes, o
bien podría decir, por eso es que me pasan las cosas.
El otro día me encontraba como es costumbre trabajando, y
entre mis herramientas de trabajo, se encuentra una escalera de esas caseras,
hecha de madera. En realidad el tiempo que la llevo usando, nunca me fije si tenía
o no dicho peldaño flojo, pero curiosamente el día de ayer si pude notar como
aquel peldaño estaba por salirse.
Cualquier persona habría dejado de usar la escalera, por
medidas de seguridad. Si claro, cualquier persona, pero el hecho es que no soy
cualquier persona, y, aun a sabiendas de
que ese peldaño podía salirse en cualquier momento, aun la seguí usando,
creando en mí de esas confianzas, de que no se saldría, y mucho menos que no ocurriría
nada. Pero a la vez, lo curioso de todo es que presentía que en algún momento,
aquel peldaño iba a ceder e iba a tener una de esas caídas al estilo
ridiculousness, y aun así de persistente, continué utilizando dicha escalera.
Hasta que el momento que se estaba esperando llegó…
¡El peldaño se desprendió por completo apenas me estaba
bajando!
